Concepto
El concepto es entendido como la representación intelectual de un objeto, diferenciándose, pues, de lo sentido, lo percibido, lo imaginado o lo recordado.
Las propiedades de los conceptos son la comprensión y la extensión:
- la primera denota las características esenciales que contiene un concepto,
- la segunda el número, la cantidad de sujetos a los que puede aplicarse, de los que se puede predicar.
Cuanto mayor sea el número de características que contiene un concepto, menor será el número de sujetos a los que pueda aplicarse, y viceversa.
Por supuesto, hay muchas clases de conceptos. Atendiendo a su extensión pueden ser: universales particulares y singulares; atendiendo a su comprensión: simples y compuestos, según expresen una sóla esencia, o una esencia acompañada de una cualidad; también pueden ser, según su comprensión, concretos y abstractos, compatibles o incompatibles, positivos o negativos, claros u oscuros.
Los conceptos son actos mentales que expresamos mediante el lenguaje. A esa expresión lingüística del concepto le llamamos "término", y es objeto de la misma clasificación atribuida a los conceptos. Los términos pueden ser, además, si atendemos al objeto expresado, unívocos, equívocos y análogos. Son unívocos los términos que remiten a un sólo concepto, y se aplican siempre con el mismo sentido o significado. Equívocos son los términos con los que podemos expresar distintos conceptos, aplicándose en cada caso con un sentido distinto (León tiene una catedral, el león es el rey de la selva). El término que expresa conceptos diferentes pero que tienen un fondo común se llama análogo (Juan está sano, este clima es sano). El análisis de los distintos tipos de analogía interesó mucho a los filósofos medievales y algunos problemas de la relación entre lo divino y lo humano fueron tratados con el desarrollo del análisis de los distintos tipos de analogía.
Teoria del Conocimiento
La Gnoseología o Teoría del Conocimiento es una de las ramas clásicas de la Filosofía. Ya los antiguos filósofos griegos la trataron extensamente, llegando a explorar muchas de las sendas posibles: idealismo, realismo, empirismo, escepticismo.
En la Modernidad, la problemática del conocimiento se transformó en una cuestión crucial para los filósofos. La búsqueda de la certeza y la indagación por los límites del conocimiento atravesó toda esta etapa, desde Descartes hasta Kant, pasando por Hume y los demás empiristas ingleses.
Escepticismo:
Este sistema gnoseológico niega la posibilidad de que el sujeto cognoscente pueda captar el objeto conocido. El conocimiento, como aprehensión real del objeto por el sujeto, es imposible. De lo cual resulta que no podemos emitir juicio alguno.
Hay diferentes clases de escepticismo. El escepticismo que niega la posibilidad del conocimiento en general, recibe el nombre de escepticismo absoluto o radical. Cuando el escepticismo niega la posibilidad de un determinado conocimiento, recibe el nombre del conocimiento cuya posibilidad niega. Así, por Ej. , existe el escepticismo metafísico, en cuanto niega la posibilidad del conocimiento metafísico. Asimismo, se habla del escepticismo ético y del religioso, pues niega el conocimiento de lo moral y el conocimiento religioso respectivamente. Finalmente, existe el escepticismo sistemático y el escepticismo metódico. El primero niega la posibilidad del conocimiento por principio, sistemáticamente. El segundo lo hace por método: pone en duda lo que naturalmente nos presenta el conocimiento, para separar de esta manera lo verdadero de lo falso y llegar así al saber absolutamente seguro.
El escepticismo absoluto es imposible. Ya San Agustín arguyó de la siguiente manera contra los escépticos: "No temo los argumentos de quienes dicen: ¿Y si te engañas? Si me engaño soy. Quien no es, no puede siquiera engañarse; y por eso, si me engaño, soy".
"Así, pues, ya que soy yo que me engaño, ¿cómo puedo engañarme de que soy, si es cierto que soy yo que me engaño? Puesto que fuera yo quien se engañase aun cuando yo me engañara, no me engañaría en cuanto a saber que soy".
El escepticismo absoluto es evidentemente falso, pues se contradice abiertamente. Al afirmar que el conocimiento es imposible, con eso mismo expresa un conocimiento.
Pragmatismo:
El pragmatismo epistemológico reemplaza el concepto de la verdad, que deriva de la correspondencia entre el pensamiento y el objeto, substituyéndolo por el concepto de lo útil. La verdad para el pragmatismo significa lo valioso y lo útil para la vida.
El pragmatismo se enraíza en el peculiar concepto referente a la naturaleza humana. Para dicha corriente filosófica, el hombre no es un ser pensante, sino un ser de voluntada y acción. El intelecto, como lo observa Essen, no es dado al hombre, según el pragmatismo, para investigar y conocer la verdad; sino para poder orientarse en la realidad. L a verdad consiste básicamente, según el pragmatismo, en lo útil y provechoso de la conducta humana.
El error básico del pragmatismo reside en el desconocimiento y la negación de la autonomía del pensamiento humano. Si bien es cierto que el pensamiento humano tiene estrecha relación con las diferentes realidades de la vida y que sufre influencia profunda de las demás vivencias psíquicas, no es menos cierto, que el pensamiento humano tiene su propio campo de acción y no puede ser reducido a la mera función de lo útil en la vida humana.
Criticismo:
El escepticismo y en concomitancia el pragmatismo que, en último análisis es una especie de escepticismo, son ambos la antítesis del dogmatismo. La posición intermedia entre aquellos es el criticismo. Este sistema tiene de común con el dogmatismo que acepta la fundamental confianza en la razón humana. No acepta, sin embargo, la posibilidad del conocimiento y de la verdad en forma ingenua, como lo hace el dogmatismo, sino que examina detenidamente la actividad de la razón humana. La desconfianza en lo referente a determinados conocimientos, como ser: frente a la posibilidad del conocimiento racional de lo absoluto, lo acerca al escepticismo.
La actitud del criticismo es reflexiva y crítica. Es el término medio entre la ingenuidad del dogmatismo y lo absurdo del escepticismo.
Indudablemente la actitud epistemológica del criticismo aporta elementos valiosos a la Teoría del conocimiento; siendo su autor
Origen del conocimiento
En éste nuestro enfoque acerca del origen del conocimiento, partiremos de un juicio por todos conocido: "Los metales se dilatan con el calor". Analicemos lo que nos suministra nuestra propia experiencia acerca del origen de este juicio. En la formación de este juicio intervienen ante todo, nuestros sentidos. En efecto, mediante el sentido del tacto obtenemos la sensación de calor y mediante la vista verificamos la dilatación del metal. Pero al mismo tiempo percibimos una relación, o sea una conexión entre la acción del calor y el hecho de que el metal se dilate. La dilatación sigue a la acción del calor, a saber, es causada por el calor.
Vemos, pues, que en la formación del juicio: "los metales se dilatan por el calor", intervienen dos elementos: uno proveniente de los sentidos y el otro del pensamiento. Surge, pues, el problema, ¿cuál de estos elementos es definitivo en la formación del juicio mencionado? En otras palabras, ¿dónde tiene su origen el conocimiento? ¿Acaso en la experiencia que proporcionan los sentidos o en los elementos que elabora el pensamiento? Además, procede esta otra pregunta: ¿En cuál de los elementos citados se funda la validez del conocimiento? Las respuestas a estos problemas fueron muy diferentes a lo largo de la historia del pensamiento filosófico.
Empirismo
Sostiene que la única fuente del conocimiento humano son los sentidos, es decir, la experiencia sensible. Según el empirismo, el espíritu no aporta nada en la elaboración del conocimiento, pues, es una especie de hoja en blanco en la cual es la experiencia la que escribe. Todos los conceptos aún los más generales y abstractos son, por lo tanto, fruto de la experiencia sensible.
Ahora bien, la experiencia sensible puede ser externa e interna, según que clase de sentidos intervienen en su realización. Existe una forma de empirismo llamada sensualismo, que admite como única fuente de conocimiento la experiencia de los sentidos externos. El filósofo francés Condillac (1715 – 1780), es su representante.
Esta actitud epistemológica tiene sus proyecciones en el campo metafísico. En efecto, si todo el conocimiento se reduce a la experiencia sensible, no se podrá llegar jamás al conocimiento suprasensible, capaz de aprehender realidades suprasensibles o espirituales. El empirismo epistemológico lleva, necesariamente al escepticismo metafísico.
Racionalismo
La fuente única del conocimiento humano, según el racionalismo es la razón. El conocimiento cobra validez si es lógicamente necesario y universalmente válido. Solamente cuando emitimos un juicio acerca de algo que tiene que ser así, siempre y en todas partes, y no puede ser de otra manera, solamente entonces tenemos un juicio verdadero. Así, los siguientes juicios cumplen con estas exigencias: "El todo es mayor que una parte". "Todo efecto tiene una causa". En ambos casos vemos que tiene que ser así y no de otra manera. En efecto, sostener que una parte del todo sea mayor que el todo, equivale a la contradicción de la razón consigo misma.
Los juicios mencionados poseen, pues, una necesidad lógica y una validez universal.
Carecen de estas características los juicios provenientes de la experiencia. Tales como: "los metales se dilatan con el calor", "el agua hierve a 100°", etc. Existe la posibilidad que suceda diferente. Pues, no encierran en sí una necesidad lógica. Los juicios que se basan en la experiencia tienen solamente validez hasta donde pueden ser comprobados. Su validez, por lo tanto, es limitada.
No sucede lo mismo, sostiene el racionalismo, con los juicios que se basan en la razón. En efecto, el juicio: "El todo es más grande que una parte de él", no se apoya en la experiencia, sino tiene su fundamento en la razón: es lógicamente necesario y universalmente válido. De donde resulta, que el verdadero conocimiento tiene su fundamento único en la razón.
El origen del racionalismo se encuentra fácilmente en los cultivadores de las ciencias matemáticas, por ser este conocimiento predominantemente conceptual y deductivo. Los principales representantes del racionalismo fueron en la Antigüedad: Platón (427 – 347) y Plotino (205 –270). En la Edad Moderna: Descartes (1596 – 1650), Malebranche (1638 – 1715), y Leibnitz (1646 – 1704).
El mérito principal del racionalismo está constituido por el hecho de destacar el factor racional en el conocimiento humano. Pero, al pretender establecer la razón como fuente única del conocimiento humano, cae en el exclusionismo, del cual a su vez deriva su posición dogmática.
Sin duda, el racionalismo, por operar con conceptos suprasensibles abre el camino hacia las verdades metafísicas.
Apriorismo
Es una corriente epistemológica que intenta mediar entre el empirismo y el racionalismo. Manuel Kant, es el autor principal del apriorismo, ante todo hace una crítica de ambas actitudes extremistas y luego procura resolver el problema planteado.
La actitud racionalista, sostiene Kant, es una actitud dogmática; además, aún admitiendo con el racionalismo las ideas innatas, ¿ cómo se establece la relación entre ellas y los objetos?
El empirismo por su lado, prosigue la crítica Kantiana, toma en cuenta las relaciones que rigen las impresiones sensibles. Además, el empirismo no explica leyes que rigen el fenómeno y que son la base del progreso científico. Pues, es incapaz de fundamentar una metafísica que el espíritu humano exige.
Prosigue Kant, el racionalismo admite solamente los juicios "analíticos", o sea, juicios en los cuales la idea expresada en el predicado está contenida en la extensión del sujeto. Estos conocimientos a priori, son independientes de la experiencia y, por ende, son inútiles.
El Idealismo.
Ante todo hay que dejar en claro la distinción neta entre el idealismo metafísico y el idealismo epistemológico.
Llamase idealismo metafísico al sistema filosófico que sostiene que el fundamento de toda realidad son las fuerzas espirituales o potencias ideales.
El Idealismo epistemlógico sostiene la prioridad del pensamiento sobre lo real. La conciencia constituye el mundo de lo real. Al suprimir los objetos reales deja solamente los contenidos de la conciencia.
Atendida esta exposición, la crítica que suele presentarse al idealismo es la siguiente:
a) El idealismo es, ante todo, una actitud del todo gratuita; pues, asevera sin pruebas que el objeto del pensamiento no puede ser sino el pensamiento; que el acto de conocimiento, por ser una acción inmanente, no puede asir otra cosa que no sean estados interiores, a saber, estados de conciencia. Esta afirmación es ambigua. Es cierto que el pensamiento no capta sino objetos de pensamiento; pero, decir "objetos de pensamiento" no equivale necesaria ni idénticamente a estado interior de conciencia.
b) El idealismo, si se lo examina a fondo es indefendible, pues conduce inevitablemente al solipsismo, según el cual un más allá del pensamiento es impensable, porque el acto de conciencia no puede salir de su propia interioridad; el ser se confunde con el percibir.
El Realismo
Esta actitud epistemológica acepta la existencia de las "cosas reales" fuera de la conciencia. La prioridad del objeto sobre el sujeto. Esto último se puede entender de diferentes maneras y de ello proceden las diferentes clases de realismo.
a) Realismo Indirecto.- en esta actitud epistemológica, la prioridad del objeto respecto del sujeto significa principalmente la parte de pasividad que nuestro conocimiento comporta en razón de la receptividad sensible. El conocimiento, afirma dicho sistema, que nosotros adquirimos de las cosas, es a base de sensaciones pasivamente recibidas. Estas de suyo son objetivas, pues, ellas son asidas por la conciencia como un efecto, de la acción de los objetos que actúan como causas.
b) Realismo Inmediato.- esta actitud excluye la noción de causalidad cuando se trata de la prioridad del objeto respecto del sujeto y le da un sentido mucho más amplio. La prioridad del objeto significa para el realismo inmediato el punto de partida del conocimiento humano. Más exactamente, a la base de nuestras nociones abstractas y de nuestras afirmaciones, hay una presencia de lo real delante de la conciencia. Esto real inmediatamente presente, es sin duda, el real sensible, captado por los sentidos; mas este real es al mismo tiempo inteligible, y como tal, presente a través de los sentidos, a la conciencia intelectual.
Según ese realismo inmediato, no se niega que la conciencia humana aporta en la elaboración final del conocimiento una parte considerable. La presencia inmediata no es más que un catalizador del proceso cognitivo. En el realismo inmediato se acentúa, ante todo, la dualidad sujeto-objeto inherente a todo acto del conocimiento humano. Nos pone el sujeto frente al objeto; destaca la prioridad del objeto respecto del sujeto y pone en evidencia la actitud activa de la conciencia en el acto de conocer.
Criterio de la Verdad
Antes de enfocar dicho problema, aclararemos el término de "verdad". En la vida diaria hablamos de "oro verdadero", de "amigo verdadero", de "cuadro hermoso", etc. En todos estos casos queremos afirmar que lo que es, "es". Y en eso cabalmente consiste la verdad. Sin embargo, debemos distinguir claramente entre la verdad ontológica y la verdad lógica.
a) Verdad Ontológica.- expresa el ser de las cosas, en cuanto corresponde exactamente al nombre que se le da; es la conformidad de un objeto con su naturaleza, representada por la idea. Poseer esta verdad, es conocer las cosas tal cual ellas son. Por ej., "este metal es oro" expresa una verdad ontológica, si el metal indicado es realmente oro.
b) Verdad lógica.- yo puedo emitir también un juicio que expresa conveniencia o disconveniencia entre dos ideas; por ej.,"este oro es puro". En este caso se trata de la verdad lógica que expresa la conformidad del espíritu con las cosas, es decir, conformidad del espíritu con la verdad ontológica.
La historia de la filosofía nos expone numerosos criterios de verdad que adoptan los diferentes sistemas filosóficos. Se pueden dividir en: a) Criterios externos y b) Criterios internos. Estos a su vez se subdividen en: interno-subjetivos e interno-objetivos.
a) Criterios externos:
- La revelación.- criterio sostenido por el obispo francés Daniel Huet, afirmando que la sola razón humana no puede salir por sus propias fuerzas de la probabilidad, por lo tanto, necesita de la revelación por parte de Dios para llegar a la certeza.
- El tradicionalismo.- sostenido por Bonald. En este sistema la tradición es el criterio de verdad. Lo que se conforma con la tradición es verdadero; lo que a ella contradice, falso.
- El consentimiento común o de la razón universal.- Lamennais sostiene este criterio. Según él, el criterio de verdad es la autoridad que tiene la conformidad de juicios y pareceres de los hombres.
- La utilidad.- El pragmatismo sostiene que los juicios son verdaderos si de ellos fluyen resultados útiles para el hombre.
- Etc.
b) Criterios internos subjetivos:
- Según Protágoras, "el hombre es la medida de todas las cosas", y por lo tanto es verdadero aquello que a cada uno le parece serlo.
- Criterio del instinto ciego.- Lo sostiene Tomás Reid. El alma humana tiene una facultad especial que él llama "sentido común", que viene a ser una especie de instinto que irresistiblemente nos lleva a admitir como verdaderos ciertos principios, aunque no veamos la razón de su verdad.
- Criterio del sentimiento.- Su sostenedor es F. Jacobi. El criterio de la verdad es una especie de sentimiento superior por el cual espontánea e irresistiblemente creen los hombres.
- Criterio del imperativo categórico.- Kant sostiene que la certeza moral es una creencia y no una visión intelectual objetiva.
c) Criterio interno objetivo:
Según esta posición filosófica, el criterio de la verdad es la evidencia.
- René Descartes.- sostiene que la idea clara y distinta del sujeto es el criterio de la verdad.
- Criterio de la evidencia.- Llamase evidencia la plena claridad con que la verdad se impone a la adhesión de la inteligencia.
Dogmatismo
¿Qué es dogma? Dogma es una declaración autoritaria formulada sobre una doctrina religiosa o filosófica, y que se propone para una creencia y no para discusión.
El dogmatismo es un sistema de ideas que se basa en afirmaciones que no han sido validadas científicamente. Cuando los dogmas son emitidos por una autoridad, son considerados como declaraciones obligatorias.
Algunos buenos ejemplos de dogmatismo son el Creacionismo, la existencia de un alma inmortal, la eternidad del Universo, la ciencia Cristiana, etc.
Cuando la religion regía a la ciencia, ésta se plagó de creencias aberrantes y fantasiosas. Todo enunciado científico tenía que ser estudiado y sancionado por clérigos, de tal manera que si el conocimiento no era respaldado por la Biblia, entonces se consideraba como una herejía.
Algunos ejemplos de ello son: La forma plana de la tierra; la tierra como el centro del sistema solar; las estrellas, el Sol y los planetas girando alrededor la Tierra; etc.